viernes, 29 de abril de 2011

el despertar de un buen hombre

Sostiene Pereira que él es un viejo periodista, cansado, solitario y algo enfermo. Pereira sostiene que escribe en la página cultural del "Lisboa", un periódico de la capital lusa, en un tiempo en el que las libertades se ven amenazadas ante el auge de los totalitarismos que recorren la Europa de 1938. Éste prodría ser un modo (tomando la idea del autor) de presentar a Sostiene Pereira (el personaje principal de la novela homónima escrita por Antonio Tabucchi en 1994), un hombre de edad avanzada que se conforma con aquello que le toca vivir. Solitario, maniático, triste, Sostiene Pereira es la imagen del ser humano que, paulatinamente, se ha visto encerrado en sí mismo, aferrado a una existencia que carece de alicientes o de un significado, propiamente dicho, olvidándose del mundo que le rodea. Se esconde en las conversaciones con una fotografía de una mujer (la suya), ya inexistente, en la traducción de autores franceses o en la redacción de notas necrológicas de escritores que aún no han muerto. Mientras, a su alrededor, un régimen represivo y totalitario domina un país, el suyo (que podría ser el de cualquier otro), donde las libertades se han dejado de lado. El gobierno de Salazar se mantiene alerta ante sus posibles críticos, y lo hace utilizando métodos expeditivos. Así pues, nos encontramos a Pereira dentro de un estado policial donde la libertad de expresión se castiga con detenciones o, incluso, la muerte. Sin embargo, él se mantiene al margen, su vida nada tiene que ver con esos sucesos del día a día que no le afectan. No obstante, esa creencia de estar por encima, cambia con la aparición de Monteiro Rossi, un joven con ideas ajenas al régimen que hará que Pereira reconozca que, todavía, continua en el mundo de los vivos. Pereira sostiene que tan sólo necesitaba un empujón para despertar a una vida, que más que un nuevo comienzo podría significar un final, en la que su conciencia despierta ante las necesidades de una sociedad que se deja sumergir en las tinieblas de un abismo totalitario. Es gracias a Monteiro Rossi y a Marta (la novia de éste) cuando comprende, tras una lucha interior, que vivir significa comprometerse y denunciar las injusticias que se cometen a su alrededor. Sostiene Pereira que nunca es tarde para despertar a la vida y a la libertad, y lo hace desde una mágnifica novela que invita a la reflexión.

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