viernes, 6 de mayo de 2011

Annie Hall (1977)


Woody Allen escribió, dirigió e interpretó una de sus mejores películas partiendo de su propia experiencia real con Diane Keaton (que da vida a Annie y que había sido pareja de Allen). Se trata una película personal, llena de todas las inquietudes del genial director neoyorquino y de sus numerosos aciertos. En ella encontramos sus puntos de vista vitales, sus fobias y manías, sus gustos o sus ideas acerca de la religión, la pareja, la vida o la muerte. Para ello, recrea la historia sin ningún tipo de límite creativo, se permite viajar al pasado, acompañando al Alvy del presente (el protagonista), y nos muestra a su familia, su escuela o sus relaciones anteriores a Annie. Alvy es un narrador que no duda en mirar a la cámara y dirigirse al espectador como si éste fuese un testigo presencial de los hechos que se narran (algo que ya había hecho Groucho Marx, cómico muy del agrado de Allen y al que hace referencia en el film), detiene a personas en plena calle para hacerles preguntas (de las que nos hace partícipes) a las que no encuentra respuesta. Annie Hall, marca un antes y un después en la carrera cinematográfica del director, no por los numerosos premios y el reconocimiento unánime de la crítica, sino porque a partir de ella sus historias se vuelven más maduras, más profundas y se aleja de la caricatura que poseían sus anteriores obras. Podemos decir que su cine madura y que da rienda suelta a sus pensamientos y a sus dudas existenciales (anteriormente expuestas desde una comedia más alocada, como pueden ser El dormilón o La última noche de Boris Grushenko, dos comedias muy divertidas) que aparecen de manera clara. Sin duda, el film es una joya que nos muestra el universo de un director-guionista excepcional, sus reflexiones sobre la vida y las relaciones que en ella se producen, relaciones que parecen carecer de sentido, pero de las que no podemos prescindir. Su constante alusión a la muerte, en la que cree firmemente, la religión, que no practica y de la que prescinde, alusiones a directores como Federico Fellini (un personaje que se encuentra en la fila del cine no para de hablar del estilo del cineasta italiano) o Ingmar Bergman (la película que no llegan a ver era Cara a Cara (1975)) son claras muestras de sus ideas. La frescura de Annie Hall reside en su universalidad, ¿quién no tiene dudas? ¿quién no se encuentra perdido en algún momento de su vida (profesional, personal) o, como él concreta, en su relación de pareja?, ¿cómo hemos llegado a una situación que no es la que creíamos?. Las respuestas de Alvy no lo son en absoluto, él no las tiene, ¿alguien las tiene?. Así pues, se ve superado, en ocasiones, por la falta de comunicación con Annie o simplemente, por su forma de ver la vida. ¿Qué tienen en común Annie y Alvy? Posiblemente nada o posiblemente todo, él no comparte su deseos, ni ella los suyos. No obstante, se necesitan, se aman, pero ¿es el amor suficiente para mantener ésta relación a flote?. Por separado, acuden a un psicoanalista, y en una escena magnífica, en la que se ve a los dos hablando con su respectivo terapeuta, comprobamos que ven su relación de manera opuesta, lo que para uno es poco, para la otra es demasiado. ¿Están convencidos de su relación? puede, pero, ¿quién está libre de tener momentos de duda que pueden llegar a convertirse en una constante?

A pesar de su apariencia de comedia (y tiene muchos momentos de comedia con un humor profundo, inteligente, crítico y sarcástico que se encuentra en cada uno de los diálogos, llenos de frases ingeniosas que nos muestran a un Woody Allen en plena forma), Annie Hall encierra un profundo análisis de la vida en pareja y de la vida con uno mismo, es una película sincera, que no da rodeos para exponer un contenido que se nos muestra con gran maestría.
Al final, encontramos una moraleja, más que moraleja es una idea propia del cineasta que comparte con quien ve la película y que muchos pueden compartir, nos dice que las relaciones son ilógicas, pero que las necesitamos (conclusión aparentemente sencilla, pero de gran profundidad). Así pues encontramos claramente una de las características que asomarán en posteriores títulos del director, las relaciones de pareja o de familia. Unas relaciones que a menudo resultan extrañas y que vistas desde fuera pueden resultar cómicas, pero que sin duda, todos hemos experimentado.

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