jueves, 19 de mayo de 2011

La jungla de asfalto (1950)


Desde cualquier perspectiva que mire cine, se descubre en La jungla de asfalto (The Asphalt Jungle, 1950) un film fundamental y seminal, con un ritmo narrativo impecable que sienta las pautas narrativas del thriller que toma como excusa el robo perfecto y prioriza los personajes, pues ellos (seres que sienten, sueñan y padecen) son la historia, quienes hacen que lo que vemos tenga más sentido que ejecutar un plan perfecto. Para ello, John Huston cuenta con ese plan, con los ejecutores correctos, con un “cerebro” que ha previsto hasta el más mínimo detalle, incluso les permite contar con el dinero que ponga en marcha el negocio. Los personajes que forman parte de este magnifica y pesimista muestra de cine negro, dirigida con mano maestra por Huston, son al tiempo mezcla de perdedores, delincuentes y soñadores, individuos que se ven ante la (última) oportunidad de alcanzar su objetivo, e inevitablemente condenados a perecer en esa jungla humana habitada por ellos mismos y por otros tipos que, al igual que ellos, se encuentran marcados por la fatalidad. Dix, el doctor Riedenschneider o el señor Emmerich son personajes que representan al perdedor de Huston, hombres con un sueño de ambición, una meta que acarician, pero que les supera.


Dix (
Sterling Hayden), pistolero de poca monta, sobrevive como puede mientras en su mente sólo piensa en regresar a un rancho donde criar caballos. A pesar de aparentar ser un tipo violento, a su modo, es un hombre de honor, fiel y nada ambicioso. A su lado se encuentra Doc (Sam Jaffe), alma de la operación, quien durante su veraneo en el hotel (eufemismo que utilizan para no emplear la palabra "cárcel") ha preparado lo que será el golpe perfecto. Este individuo, carente de dinero, acude a Alonzo P. Emmerich (Louis Calhern), abogado de reputación intachable, pero que ha cimentado su fortuna en el mundo de los bajos fondos. Sin embargo, este miembro respetable de la sociedad se encuentra arruinado. Emmerich, hombre maduro, con mujer y amante (Marilyn Monroe) muchos años más joven que él, encuentra en la propuesta del doctor la vía de escape para sus problemas financieros, pero debe ser más listo que el resto y aguardar al momento preciso. Cada uno de estos seres tiene una meta, una obsesión que les conduce por una camino que no es otro que el de la perdición. Son seres condenados de antemano, porque no podrán controlar sus propios actos, impulsados por una naturaleza que se ve superada por los acontecimientos que se desarrollan; y que Huston divide en dos partes bien diferenciadas. Primero nos muestra la selección del equipo que participará en el atraco, los preparativos del mismo y el nacimiento de las relaciones entre los protagonistas. Posteriormente, se centra en el golpe en sí y en las consecuencias que acarreará a cada uno de los participantes.

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