jueves, 30 de junio de 2011

Los Goonies (1985)


Existe cierto tipo de películas que marcan la infancia de una generación, Los Goonies (The Goonies, 1985) es una de ellas. Sus jóvenes protagonistas deleitaron a un público que disfrutó con una aventura divertida, emocionante e, incluso, peligrosa, en la que cada uno de esos héroes juveniles será vital para el éxito de la misma. El relato arranca en el pueblo de Astoria (Oregon), con una persecución policial que sirve para presentar a los personajes principales, un grupo de muchachos cuyas vidas están a punto de experimentar la aventura más trepidante, en la que deberán sortear los peligros que se les presenten en la búsqueda del legendario tesoro de Willy el tuerto. Así mismo, tendrán que escapar de las garras de los Fratelli, una familia de criminales liderados por una madre con muy malas pulgas. Los Goonies son un grupo de amigos que necesitan soñar con ese tesoro porque en él se encuentra la solución para un problema que amenaza con cambiarlo todo. Las únicas certezas que les depara el futuro son su inminente separación y el abandono del pueblo que les ha visto crecer. Estas dos verdades, no deseadas, obligan a Micky (Sean Astin) a convencer a sus amigos para que, unidos, intenten encontrar el fabuloso botín, por ellos y por sus padres. Este joven se erige en el auténtico motor de la búsqueda de Willy, su rival a batir. Para ello contará con la ayuda de su hermano mayor, Brand (Josh Brolin), Bocazas (Corey Feldman) quien, obviamente, no puede mantener su boca cerrada, Gordi (Jeff Cohen), por supuesto, glotón y miedoso o Data (Ke Huy Quan), cuyos inventos le convierten en un pequeño genio. A este pequeño grupo se unen Andy (Kerry Green) y Stef (Martha Plimpton),dos chicas que sin darse cuenta se irán identificando con la filosofía goonie y con una aventura que les llevará por los subsuelos de Astoria, por donde se encontrarán cuevas, ríos subterráneos y decenas de trampas mortales. La evasión y diversión que proporciona Los Goonies invitan a simpatizar con ese grupo de críos que persiguen una solución, no por ambición, sino porque es la única manera de permanecer unidos y continuar con sus vidas de siempre. Así, pues, tendrán que enfrentarse al peligro, una y otra vez, si desean conservar sus existencias tal y como les gusta: juntos. Los artífices de todo esto no son los miembros de la pandilla, tampoco los delincuentes, sino lo “niños grandes” con Richard Donner a la cabeza, que dio forma audiovisual al guion firmado por Chris Columbus, quien, a su vez, se había basado en una historia ideada por Steven Spieberg. El resultado entremezcla humor, aventura y acción, y pide disfrutar la propuesta desde la complicidad y la inocencia de una edad en la que la fantasía suele desbordar sin más restricción que la imaginación de quien fantasea.

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