sábado, 6 de agosto de 2011

Regreso al futuro (1985)


En 1985, Robert Zemeckis arrasó en las taquillas de medio mundo, y lo hizo porque se ganó al público juvenil gracias a la (aparente) sencilla combinación de diversión y aventura que se presentaba desde una perspectiva desenfadada, por momentos ingeniosa, que la distanciaba de las comedias adolescentes de la época, que intentaban disfrazar su estupidez de gamberrismo, aunque la mayoría no lo lograba. En su conformismo, Regreso al futuro (Back to the Future, 1985) es mucho más gamberra (véase a una madre bebiendo los vientos por su hijo o al hijo intentando que sus padres se líen) que cualquiera de aquellos títulos ochenteros de cuyos nombres no quiero acordarme, pese a recordarlos. Además, y mucho mejor todavía, fue y es un entretenimiento que se disfruta por su humor y su desenfado, desde la ausencia de pretensiones magistrales y su cinefilia, entre sus guiños culturales y la caricatura social que acompaña a Marty McFly (Michael J.Fox) en su retroceso temporal a 1955, a la época dorada del consumismo estadounidense y del auge del rock, sonido infernal que eleva a la juventud a los cielos de la rebeldía, y de los programas televisivos que invitaban a los mayores a quedarse en casa y soñar el bienestar que, más o menos, prevalece en el momento en el que sus padres deben conocerse y enamorarse, para que el orden no sufra el menor cambio. Sin embargo, la aparición del adolescente fuera de su tiempo altera los acontecimientos futuros, y ya pasados, puesto que ya habrían pasado en el presente de la familia McFly. Esta paradoja, que se produce como consecuencia del involuntario salto temporal de Marty, podría acarrear que, sus hermanos y él, fuesen borrados de la existencia. Pero antes de que comprenda esa complejidad temporal, Marty se descubre atrapado en una época que no es la suya, y sin saber qué hacer no puede más que acudir a su viejo amigo Doc (Christopher Lloyd), el inventor de una maquina del tiempo con aspecto de automóvil deportivo. Pero Doc no reconoce a su viejo amigo, lógico, pues aún no se han conocido, por ello es reacio a creer en un adolescente que no dice más que disparates, no obstante, dentro de esa serie de frases sin sentido, existen algunas que le convencen de la veracidad de las palabras del muchacho. De este modo se inicia una carrera contrarreloj que se divide en dos frentes, por un lado el joven McFly debe conseguir que sus futuros padres se enamoren, algo que no le resultará sencillo, pues su madre, Lorraine (Lea Thompson) se ha enamorado de él, y su padre, George (Crispin Glover), resulta ser un pusilánime que vive en constante estado de cobardía, sometido por el matón del instituto, Biff (Thomas F.Wilson), aquel que en el presente-futuro también le avasalla. Por su parte, Doc debe lograr suministrar al condensador de fluzo una elevada cantidad de electricidad, que únicamente un rayo podría aportar, por suerte, el presente es ya pasado y saben el lugar y la hora exacta de la tormenta que estropeará el reloj de la torre. Uno de los atractivos de Regreso al futuro se encuentra en el desenfado y la rapidez que imprimen sus creadores, quienes aciertan al narrar una comedia juvenil, repleta de guiños cinéfilos y musicales, desde la acción, la comedia y la fantasía. Otro aspecto positivo se encuentra en un guión bien estructurado que se inicia presentando a los personajes que posteriormente se encontrarán en un pasado al que Marty no pertenece. Esta intromisión en un tiempo que no es el suyo le choca, sobre todo cuando descubre que unos adolescentes de su edad son sus padres. Las alteraciones que involuntariamente produce Marty McFly pueden tener consecuencias inesperadas en las vidas futuras de los implicados porque un mínimo cambio en el desarrollo de los hechos puede provocar un cambio significativo en el futuro, su presente. Sin ser consciente de este hecho, Marty es culpable de varias situaciones que se presentan al comienzo de la película, circunstancias de un presente que se convirtieron en realidad por su intervención en el pasado, una muestra de ello se encuentra en el alcalde de la ciudad, un hombre cuya idea de ser político surgió tras una exclamación del Marty del pasado, interesante circunstancia que podría dar pie a temas más serios como la gestación de las ideas en los individuos, tema que Christopher Nolan expone en Origen (2010). Sin duda, Regreso al futuro fue un film clave en el cine juvenil de la década de 1980, lanzó a su actor principal, Michael J.Fox, al estrellato, convirtiéndole en un ídolo para las adolescentes de aquellos años ochenta, además de aupar a Robert Zemeckis a un puesto privilegiado que le permitiría realizar dos secuelas.

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