jueves, 29 de septiembre de 2011

El francotirador (1952)

El francotirador (The sniper) es una interesante propuesta de Edward Dmytryk, que acerca al espectador la figura de un psicópata que se deja arrastrar por una necesidad incontrolable de infligir daño a las mujeres. En todo momento Eddie Miller (Arthur Franz) es consciente de que sus crímenes son actos terribles y violentos, sin embargo, no puede detenerse, existe una fuerza interna que le impulsa a lastimar a aquellas chicas que despiertan ese desequilibrio psicológico. Por ese motivo utiliza un fúsil de precisión para apuntar y disparar sobre ellas, consciente de que él no puede parar y que alguien debe detenerle. El francotirador desea ser atrapado, incluso, en ocasiones parece pedir a gritos que le arresten, ya que sabe que él nunca podrá hacerlo; por ello, no duda en enviar una nota a la policía o presentarse en un hospital y llamar la atención de los doctores para que le internen, pero esos intentos resultan estériles. Sin embargo, existe otra parte de su mente que no piensa frenar su impulso criminal, sino que le advierte para que oculte sus hueyas y para que se mantenga alerta, obligándole a continuar con su sanguinaria caza. Esa parte de su psique disfruta o, mejor dicho, se calma cuando elimina a mujeres bonitas como Jean Darr (Marie Windsor), por la que se siente atraido, pero esa atracción se convierte en una obligación a asesinarla. El psicópata se ha convertido en un verdadero problema para la policía y para la seguridad ciudadana de San Francisco, nadie le conoce, nadie tiene la menor pista, únicamente esa nota de auxilio que ha llegado a manos del teniente Kafka (Adolphe Menjou) y del sargento Ferris (Gerald Mohr). A pesar de utilizar todos los medios que se encuentran a su alcance, continúan sin avanzar en la investigación; el asesino no es un criminal descuidado, es un hombre inteligente, consciente de lo que hace, se cuida de cubrirse las espaldas y eso complica la tarea de búsqueda. El francotirador se desarrolla como un thriller compacto, bien rodado, que sigue a un protagonista que guarda cierto parecido con personajes como el M de Fritz Lang, un individuo que vive en un continúo enfrentamiento interno, en el que la cordura y la locura luchan para conquistar una mayor parte de su personalidad, aquella que en algún momento de su existencia se vio sometida a una circunstancia que le ha llevado a su estado actual. El francotirador es una producción modesta, un film de serie B, de escaso desembolso y de muy buenos resultados artísticos, que demuestran una vez más que el buen hacer no tiene que ver con el presupuesto.

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