jueves, 15 de septiembre de 2011

Eva al desnudo (1950)


Discípula aventajada de aquella Eva pretérita, nuestra Eva, reina del engaño, de la mentira y de la actuación, recibe un premio que reconoce su talento como actriz, pero, ¿cómo ha llegado hasta lo más alto dentro del teatro? Algunos de los presentes en la ceremonia que premia a Eva Harrington (Anne Baxter) como la mejor actriz teatral del año conocen la verdadera naturaleza de esa joven de gran talento, de quien un año atrás nadie sabia de su existencia; sin embargo, los recuerdos de Karen Richards (Celeste Holm), Margo Channing (Bette Davis) y Addison DeWitt (George Sanders) permitirán conocer todo sobre Eva. La aparición de una joven inocente, de rostro hermoso y de dulces palabras, convence a Karen para que la lleve ante la presencia de la estrella entre las estrellas de Broadway, la idolatrada Margo Channing. El primer contacto de Eve con el verdadero mundo del teatro le permite conocer también a Lloyd Richards (Hugh Marlowe), afamado escritor teatral marido de Karen, así mismo, la repentina aparición de Bill Simpson (Garry Merrill) le ofrece la oportunidad para saludar a uno de lo grandes directores de la escena. Es su momento, la actuación que debe representar a continuación debe ser soberbia, tiene que meterse a ese público en el bolsillo y así acceder al siguiente acto. El primer acto de Eva se salda con un rotundo éxito, Margo se apiada de ella y la toma bajo su protección. La señorita Harrington es servicial, muy eficaz y está dispuesta a hacer cuanto Margo le diga o cuanto se calle. Los primeros días, semanas e incluso puede que meses, se presenta la relación de la actriz y de la aspirante como una relación materno-filial o fraterna, sin embargo, la situación no tarda en explotar cuando Margo descubre que Eva la estudia y actúa como ella lo hace. Este descubrimiento altera más aún el estado depresivo de la gran estrella, quien atraviesa una crisis existencial en el que la idea de la vejez empieza a atormentarle. Margot no encuentra apoyo a su alrededor, ella misma se aleja porque no sabe como separar la actriz de la mujer que lleva dentro; ni siquiera el amor que Bill le confiesa una y otra vez, y que ella corresponde, es suficiente. Sus berrinches cada vez son más fuertes y constantes, circunstancia que cansa a sus amigos, pues ellos no tienen que pagar el mal humor de una diva frustrada, al borde de un ataque de histeria tras descubrir que Eva es su sustituta en la obra que interpreta. El enfrentamiento entre Eva y Margo es un enfrentamiento característico del cine de Joseph L. Mankiewicz, dos personajes que no muestran su verdadera naturaleza, ni los fines que persiguen, sino que los ocultan tras la mentira y la actuación, cuestión que en Eva al desnudo (All about Eve, 1950) el director eleva a la máxima potencia, convirtiendo a Eva Harrington en una mujer fría, calculadora, mentirosa y sin escrúpulos, capaz de cualquier cosa con tal de conseguir ese papel que le proporcione la gloria, que le permita recibir los aplausos y el cariño de un público que sólo la conocerá como actriz, no como mujer. Pero, ¿existe una mujer en el interior de Eva?, quién sabe, quizá con el paso de los años, descubra, como lo ha hecho Margo, que en la vida existe algo más importante que la fama, los premios y la actuación. A Margo le ha costado asumirlo, pero lo ha hecho, ha comprendido que el amor de Bill y la amistad del matrimonio Richards son más importantes que un papel que ya no desea, y por el que Eva sería capaz de matar. La lucha está servida, y en medio de ella se encuentran víctimas no inocentes, entre las que destaca Addison DeWitt, crítico teatral, él único que conoce los métodos de Eva, porque él es como ella; dos seres inverosímiles, ambiciosos, a quienes únicamente les interesa situarse en lo más alto de un pedestal que tan sólo les proporciona soledad.

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