viernes, 11 de mayo de 2012

El cartero siempre llama dos veces (1946)

Existen amores cinematográficos que desde el principio se encuentran condenados al fracaso, hecho que se desvela al inicio de El cartero siempre llama dos veces (The postman always rings twice). En un primer instante, Frank (John Garfield) se despide del conductor del automóvil que le deja en la gasolinera sin saber que se trata del fiscal del distrito (Leon Ames), coincidencia que apunta hacia un próximo encuentro, no tan amigable como éste. Un segundo aviso se produce cuando Nick Smith (Cecil Kellaway) deja en la plancha la hamburguesa que ha ofrecido a Frank mientras sale a atender a un cliente; en ese momento la cámara se centra en un pintalabios que se desliza por el suelo del restaurante, sigue su curso y descubre unas largas piernas que dan paso al resto del cuerpo para finalizar con un plano general de Cora Smith (Lana Turner). La primera imagen de Cora la presenta joven y hermosa, contraria a un marido que le dobla en edad; pero Frank todavía no sabe que se trata de la esposa de Nick, eso lo descubre cuando se encuentra a punto de quemar el cartel que oferta el empleo que piensa aceptar debido a la presencia de esa rubia que ya desea; por un instante Frank duda, y recoge el letrero con la intención de colocarlo de nuevo en su sitio, pero la fuerte atracción que siente hacia Cora le convence para dejar que se consuma entre las llamas, quemando inconscientemente la posibilidad de continuar sin ataduras de ningún tipo. El cartero siempre llama dos veces adapta la novela homónima de James M.Cain, uno de los escritores más representativos de la novela noir, autor entre otras de Pacto de sangre (Double Indemnity) (trasladada magistralmente a la gran pantalla por Billy Wilder); a pesar de que existen varias versiones cinematográficas (cuatro hasta la fecha) la de Tay Garnett es la mejor de todas. Los primeros días de Frank en “Twin Oaks” (el restaurante gasolinera propiedad de Nick Smith) muestran como intenta atraer la atención de una mujer insatisfecha que no puede esconder su frustración (tanto sexual como emocional). Cora demuestra a medida que transcurren los minutos que no es una mujer fatal al uso, al menos no como Phyllis Nirdlinger, la protagonista de Perdición (Double Indemnity, 1944), más bien podría decirse de ella que se trata de una reclusa, cuya prisión sería un matrimonio del que no sabe cómo escapar. Su relación con Frank le proporciona aquello que le falta, y le convence para abandonar a Nick, quien más que esposo semeja un padre, no por la edad, sino por un comportamiento que conlleva la insatisfacción marital en la que vive la joven. El intento de abandonar a Nick no cuaja, lo cual implica regresar a la misma casa donde poco después idean un crimen que podría permitirles estar juntos. A pesar de sus reticencias iniciales, Frank acepta planear el crimen perfecto; sin embargo, éste no llega a consumarse. No obstante, Nick ingresa inconsciente en el hospital, lugar donde reaparece aquel "simpático" fiscal del distrito. La voz en off de Frank (siempre presente en el film) continúa explicando la historia para contar que la convalecencia de Nick les proporcionó la semana más feliz de sus vidas; pero también señala que sabía que debía marcharse antes de que aquel regresase al hogar, por lo que desaparece sin avisar; intenta alejarse, pero no puede olvidar a la mujer que le tiene obsesionado. Hasta ese instante parece que Cora lleva las riendas de un peligroso triángulo amoroso, sin embargo, cuando Nick se encuentra con Frank y le invita a regresar a “Twin Oaks”, se descubre que ella no tiene ni voz ni voto en la decisión de Nick, quien anuncia que vende el restaurante para trasladarse al pequeño pueblo del norte de Canadá donde vive su hermana. Cora muestra su disconformidad, pero Nick no le escucha, dejando claro que ella será quien cuide de su hermana enferma. Cora piensa en el suicidio, sin embargo, cuando Frank la descubre con el cuchillo en la mano deciden poner en práctica un crimen imperfecto, simplemente un accidente de automóvil como consecuencia de una borrachera. El cartero siempre llama dos veces expone la imposibilidad de dos seres que han escogido el camino equivocado para ser felices, un sendero sin retorno que les separa irremediablemente, creando la desconfianza y envolviéndoles en una peligrosa trama que se encuentra condenada de antemano, circunstancia que se conoce desde el inicio y que aumenta la tensión siempre presente en la pantalla.

No hay comentarios:

Publicar un comentario