viernes, 31 de agosto de 2012

Depredador (1987)



A estas alturas puede considerarse a Depredador (Predator, 1987) como uno de los clásicos del cine de ciencia-ficción de la década de 1980, aunque sea un film que presenta una situación vista con anterioridad en otras producciones, ya que dicha situación muestra a un personaje envuelto en una inesperada cacería que le exige al máximo de sus posibilidades para poder salir indemne de la misma, siendo el prototipo de personaje que John McTiernan emplearía en las posteriores Jungla de cristal (Die Hard; 1988), La caza del Octubre Rojo (The Hunt for Red October, 1990) o El guerrero número trece (The 13th Warrior, 1999). En todas ellas, el héroe se enfrenta a una situación a vida o muerte en la que el espacio juega un papel vital, ya sea un rascacielos, un submarino o una aldea vikinga. La caza del hombre es un tema recurrente dentro del cine fantástico o de ciencia-ficción, uno de sus primeros ejemplos se encuentra en El malvado Zaroff (The Most Dangerous Game, 1932), película que presenta a un personaje que vive en una isla donde se dedica a dar caza a todo aquel que tenga la mala fortuna de naufragar cerca de sus costas. Pero existen otros ejemplos más cercanos en el tiempo y en la temática, como podrían ser El enigma de otro mundo (The Thing from another World; 1951), su remake La cosa (The Thing, 1982) o Alien, el octavo pasajero (Alien, 1979). Al igual que en Depredador, estas películas muestran a un grupo de individuos acorralados en un espacio delimitado dentro del cual son víctimas mortales de un cazador de otro mundo, aunque en el largometraje de McTiernan el espacio aumenta hasta convertirse en la selva centroamericana en la que se adentran Dutch (Arnold Schwarzenegger) y su equipo de rescate. Cuando Dutch desciende del helicóptero y acude a la cabaña del general Phillips (R.G.Armstrong) se encuentra con Dillon (Carl Weathers), un viejo compañero de armas que en el presente trabaja para la Agencia, circunstancia que provoca los primeros recelos en el héroe, ya que no le gusta que le manipulen, consciente de que la presencia de un agente de inteligencia podría implicar una misión distinta a la esperada. Dutch tiene claro lo que hace y por qué lo hace. Él y sus hombres son los mejores en tareas de rescate, pero no quiere saber nada de misiones que tengan que ver con ataques u otras circunstancias en las que deba emplear una violencia gratuita que pueda afectar a inocentes, por eso ha rechazado misiones en el pasado, porque sigue un código de conducta que lo aleja de acatar cualquier orden que no sea de su agrado. No obstante, a pesar de su rechazo del orden establecido, asume que ni el general ni Dillon mienten al respecto del rescate que debe llevar a cabo, y que se inicia en el interior del helicóptero que les deja al otro lado de la frontera, jungla y más jungla. A medida que avanzan por la selva, advierte un peligro distinto al previsto, un terror que Billy (Sonny Landham) olfatea en el ambiente, por eso se muestra inquieto, confirmándose sus sospechas cuando encuentran los restos de otro equipo del que nada sabían. Desde ese instante, todos comprenden que la situación es más grave de lo que se preveía en un principio, no por su enfrentamiento con los rebeldes, sino por ese enemigo al que no ven, pero que les estudia. Nadie sabe contra qué o quién se enfrentan, pero es evidente que ahí hay alguien o algo que emplea los árboles para moverse sin ser visto, mimetizándose con el medio gracias a su tecnología alienígena, la cual le concede una gran ventaja a la hora de cobrarse sus trofeos, ya que eso son los humanos para ese ser extraterrestre que compite por ser el mejor cazador de la selva donde Dutch se convierte en presa y, finalmente, en competidor del extraño engendro de otro planeta.


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