domingo, 26 de agosto de 2012

El secreto de vivir (1936)


Cualidades como la integridad, sencillez, honradez o bondad pueden confundirse con idiotez o ingenuidad, aunque probablemente quienes cometen dicho error lo hagan porque desconocen la diferencia entre un individuo idealista y uno de pocas luces. Para llamar la atención sobre esa confusión 
Frank Capra mostró en varias ocasiones a un hombre íntegro y sencillo que se adentra en un ambiente corrupto, exento de ética, donde su buena fe le convierte en víctima y héroe; estos personajes fueron perfectamente interpretados por Gary Cooper y James Stewart en magníficos clásicos como El secreto de vivirCaballero sin espada o Juan Nadie. Los tres films tienen en común a un protagonista que representa al americano medio, un hombre que cree en la grandeza de las personas y de la nación en la que habita, dejándose dominar por un pensamiento idealista que choca con las intenciones de quienes le rodean, individuos que intentan aprovecharse de su carácter, aparentemente manejable, empleando para ello a mujeres que inicialmente consideran a sus víctimas como ingenuos que pueden servirles para alcanzar sus metas, sin detenerse a pensar en los sentimientos que pueden dañar al manipularles; aunque en su defensa habría que alegar que no tardan en cambiar su manera de pensar y de actuar cuando descubren una naturaleza honesta y valiente que les conquista. El secreto de vivir (Mr.Deeds Goes to Town) se inicia con una breve escena en la que se produce el accidente de un multimillonario y que da paso a la llegada de tres extraños al pequeño pueblo donde vive el heredero del difunto. La fortuna heredada por Longfellow Deeds (Gary Cooper) le obliga a viajar a Nueva York, donde su sencillez choca con la opulencia que se le entrega y con la fauna que observa a su alrededor. Deeds se muestra tal cual es, sin complejos y consciente de que se encuentra rodeado de aprovechados que le consideran idiota, esa sensación le incomoda y le obliga a actuar con precaución, aunque confiando plenamente en la chica de la que se ha enamorado. Inicialmente, Babe Bennett (Jean Arthur) no presenta ningún tipo de ética a la hora de engañar a Deeds, ya que para ella sólo existe una idea: escribir una noticia que aumente la tirada del periódico para el que trabaja y así ganarse un mes de vacaciones; esta mujer no se detiene a pensar en el daño que ocasiona a un individuo sensible y amable (menos cuando tiene que poner a algún cretino en su sitio) al que convierte en el hazmerreír de la alta sociedad neoyorquina gracias a los artículos en los que se refiere a él como la Cenicienta masculina, apodo que desagrada a Deeds, quien de buena gana propinaría un puñetazo al periodista; no obstante no puede hacer más que aguantarse, ya que desconoce la identidad del autor (sin pensar que pueda ser autora). Hasta ese momento del film Frank Capra había mostrado el ambiente rural y el urbano, los personajes principales y la diferencia entre el hombre íntegro y el medio al que ha llegado y del que quiere salir; tras el desengaño sufrido por Deeds, la depresión que asolaba a gran parte de la sociedad en los años treinta cobra protagonismo, convenciendo al nuevo millonario para que emplee su fortuna en un proyecto altruista que ayude a los más necesitados. El dinero es suyo y, como tal, puede hacer con el lo que quiera con él, aunque no lo tendrá nada fácil, porque el antagonista, John Cedar (Douglass Dumbrille), no está dispuesto a dejar escapar el pellizco que le proporcionaría ser el apoderado de la fortuna de Deeds. Como película idealista realizada por CapraEl secreto de vivir no puede si no finalizar con un discurso que muestre diferencias entre lo correcto y lo incorrecto, entre el comportamiento de un hombre honrado y el de aquellos que se dejan arrastrar por una ambición desmedida que atenta contra aquellas cualidades que implican una ética y una condición moral que la firma de abogados Cedar, Cedar, Cedar y... ¿cómo se llama el otro socio? ¿Anderson? no poseen.

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