lunes, 27 de agosto de 2012

Fernán Gómez, cómico por vocación


<<Llegó el momento de mi salida a escena. Era mi debut como profesional. Había pasado de cobrar un duro a cobrar dieciocho pesetas, el salario mínimo de los cómicos en el Madrid cercado. Era un actor. El regidor me dio la orden con la primera frase de mi papel, según era costumbre:


—¿Qué van a tomar los señores?>>


Fernando Fernán Gómez: El tiempo amarillo.


Los primeros aplausos profesionales le llegaron por sus trabajos como actor teatral, profesión en la que debutó como extra durante el asedio del Madrid de la Guerra Civil, pero los intereses e inquietudes de Fernando Fernán Gómez iban más allá de la interpretación. Por ello, de forma paralela al oficio que le concedió mayor fama, desarrolló su faceta de director de cine y de teatro, aunque también la de escritor de artículos periodísticos, ensayos, poesía, novela, obras teatrales y guiones cinematográficos. Sus aportaciones al mundo de la literatura, entre las que se cuentan la obra teatral Las bicicletas son para el verano o la novela El viaje a ninguna parte, le proporcionaron la entrada como miembro de número en la Real Academia Española, puesto que ocupó desde el 30 de enero de 2000 hasta su fallecimiento en 2007. Nacido en Lima, durante una gira teatral de su madre, Carola Fernán-Gómez, el pequeño Fernando Fernández pasó sus primeros nueve meses de vida en Buenos Aires, antes de que su abuela lo trasladase a Madrid, donde creció siendo testigo del nacimiento y de la defunción de la Segunda República, del asedio de la capital española durante el conflicto civil y de la prolongada posguerra. Como dejó escrito en sus memorias, El tiempo amarillo, el mundo académico no despertaba su interés, todo lo contrario que la lectura y las chicas. Aún así, concluida la guerra, se matriculó en la facultad de Filosofía y Letras, estudios que compaginó con pequeñas intervenciones teatrales, hasta que se decantó de manera definitiva por la profesión que reflejó en El tiempo de los trenes.


<<Me parece que Fernando Fernán Gómez es eso, hoy tan raro, que se llama “un hombre del Renacimiento”: es actor, director, articulista, novelista, poeta, un hombre de enorme talla intelectual y artística. El problema es que en esta época de especializaciones, se soporta mal que alguien se salga del papel asignado (actor, en su caso), y no se reconocen otras dimensiones de las personas>>


Pedro Beltrán, en Carlos Cañete y Maite Grau: Bienvenido Mister Berlanga.


Sus inicios fueron como los de muchos otros actores y actrices de la época, participando como extra o meritorio en comedias en las que pasaba desapercibido. Sin embargo, todo cambió a raíz de su encuentro con Enrique Jardiel Poncela, que vio en aquel muchacho delgado y pelirrojo a un actor de talento. El autor de La turné de Dios contó con él para la representación de Eloísa está debajo del almendro, aunque su papel carecía de la importancia del personaje que Jardiel Poncela le ofreció poco después, en el montaje de Los ladrones somos gente honrada. El éxito de la obra lo convirtió en un actor a tener en cuenta y, tres años más tarde, la poderosa Cifesa llamó a sus puertas para ofrecerle un papel en Cristina Guzmán (Gonzalo Delgrás, 1943). Su asentamiento definitivo como intérprete cinematográfico se confirmó al año siguiente con su protagonismo en Empezó en boda (Raffaello Matarazzo, 1944) y, sobre todo, con su participación en El destino se disculpa (José Luis Sáenz de Heredia, 1944). A pesar de este éxito, el actor tuvo que aceptar numerosas ofertas para poder mantenerse en una profesión que en España ni era sinónimo de dinero ni de fama, aunque esta le llegó a raíz de sus personajes en Botón de ancla (Ramón Torrado, 1947) y en Balarrasa (José Antonio Nieves Conde, 1950). Desde aquel momento, Fernán Gómez se convirtió en uno de los nombres y rostros más importantes del cine español, aunque encasillado en papeles cómicos inferiores a los dramáticos que interpretó en excelentes películas como Vida en sombras (Llobet-Gràcia, 1948), La sirena negra (Carlos Serrano de Osma, 1948) o Rififí en la ciudad (Jesús Franco, 1963). Diez años después de su primer papel protagonista, cansado de participar en producciones que no colmaban sus expectativas artísticas, reunió una pequeña cantidad y se embarcó en la realización de su primera película como director y guionista.


Codirigida al lado de su amigo Luis María Delgado, el resultado final de Manicomio (1954) 
no resultó de su agrado, aunque su opinión no desmerece la valía de un film acertado, desenfadado y original, que le sirvió para ir definiendo su estilo cinematográfico, influenciado por la picaresca literaria, por el teatro de Jardiel Poncela, la prosa de Wenceslao Fernández Flórez o por la obra cinematográfica de realizadores como Sáenz de Heredia o Edgar Neville, para quien había protagonizado Domingo de Carnaval (1945) y El último caballo (1950). Ya en solitario dirigió El mensaje (1955), aunque todavía estaba lejos del nivel que alcanzaría en obras clave de la cinematografía española. Compaginando la dirección, el teatro y las interpretaciones cinematográficas, en 1951 participó en Esa pareja feliz (1951), el debut en la dirección de Luis García Berlanga y Juan Antonio Bardem, otras dos figuras clave en el desarrollo del cine español, pero esta producción, marcada por una clara tendencia neorrealista, no obtuvo éxito, lo que no impidió que Fernán Gómez continuase interpretando y también dirigiendo. En su siguiente film como realizador, El malvado Carabel (1956), adaptó la novela homónima de Fernández Flórez, que ya había sido llevada a la pantalla dos décadas antes por Neville. Posteriormente filmó la que puede considerarse su primera gran película, La vida por delante (1958), que tendría su continuación en La vida alrededor (1958).


En los años sesenta realizó la hilarante adaptación de 
La venganza de Don Mendo (1961) y dos de sus mejores películas: el drama El mundo sigue (1963), que no llegó a estrenarse, y la comedia negra El extraño viaje (1964), estrenada seis años después de su rodaje. Entre otras producciones, en la década de 1970 protagonizó títulos de otros cineastas indispensables del cine español, películas como El espíritu de la colmena (Víctor Erice, 1973), Ana y los lobos (Carlos Saura, 1973), El amor del capitán Brando (Jaime de Armiñán, 1974)
El anacoreta (Juan Estelrich, 1976) o Mamá cumple cien años (Carlos Saura, 1979); así como dirigió ¡Bruja, más que bruja! (1976) o Mi hija Hildegart (1977). Los años ochenta estuvieron marcados por diversos trabajos para Televisión Española y por sus papeles en La colmena (Mario Camus, 1982), Stico (Jaime de Armiñán, 1984), Mambrú se fue a la guerra (1986), que él mismo dirigió a partir de un guion de Pedro Beltrán —guionista y actor asiduo en el cine de Fernán Gómez y de Berlanga—, La mitad de cielo (Manuel Gutiérrez Aragón, 1986) o El viaje a ninguna parte (1986) y El mar y el tiempo (ambas basadas en sus novelas homónimas y dos de las grandes películas que dirigió). Con la llegada de los años noventa intercaló papeles de reparto, protagonistas y su presencia en la serie de televisión Los ladrones van a la oficina, de menor interés que su aportación televisiva como actor, guionista y realizador en El pícaro (1974). Sus personajes más destacados de este periodo son los de El rey pasmado (Imanol Uribe, 1991), Belle Époque (Fernando Trueba, 1992), El abuelo (José Luis Garci, 1998), La lengua de las mariposas (José Luis Cuerda, 1999) o Todo sobre mi madre (Pedro Almodóvar, 1999). Con la entrada del siglo XXI sus apariciones en la pantalla disminuyeron, la mayoría fueron roles secundarios como los interpretados en En la ciudad sin límites (Antonio Hernández, 2002), Para que no me olvides (Patricia Ferreira, 2005) y su aparición en el documental La silla de Fernando (David Trueba y Luis Alegre, 2006), que repasa su trayectoria profesional, reconocida con el Premio Príncipe de Asturias de las Artes en 1995, con el Premio Donostia por toda su carrera en el festival de cine de San Sebastián y con el Oso de Honor en el festival de Berlín en el año 2005.


La lista de premios recibidos ocuparía varias páginas, en las que se apuntarían sus dos Goya al mejor actor protagonista por Mambrú se fue a la guerra
 y El abuelo, uno al mejor actor de reparto por Belle Époque (película ganadora del Oscar al la mejor producción de habla no inglesa), otro al mejor director y al mejor guión por El viaje a ninguna parte y uno al mejor guión adaptado por Lázaro de Tormes (2000). También fue premiado en varios certámenes internacionales de categoría A: el Oso de Plata al mejor actor en el Festival de Berlín en 1977 por El anacoreta, premio Pasinetti en el Festival de Venecia por Los zancos (Carlos Saura, 1984) o el premio Especial del Jurado en el Festival de San Sebastián por El mar y el tiempo (1989), así como otros galardones que fueron premiando sus espléndidas aportaciones cinematográfica, teatrales y literarias.



Filmografía como director

Manicomio (1954) (codirigida con Luis María Delgado)

El mensaje (1955)



La vida alrededor (1959)

Sólo para hombres (1960)



Los Palomos (1964)


Ninette y un señor de Murcia (1965)

Mayores con reparos (1966)

Crimen imperfecto (1970)

Cómo casarse en siete días (1971)


El pícaro (1974) (serie de televisión)

Yo la vi primero (1974)

La querida (1976)


Mi hija Hidelgart (1977)

Cinco tenedores (1979)



El mar y el tiempo (1989)

Fuera de juego (1991)

Siete mil días juntos (1994)

Pesadilla para un rico (1997)

A Porta do Sol (1998)

Lázaro de Tormes (2001) (codirigida con José Luis García Sánchez)



Obra literaria


Pareja para la eternidad (1947) (teatro)

Marido y medio (1950) (teatro)

El vendedor de naranjas (1961)

El olvido y la memoria (1981)

A Roma por algo (1982) (poesía)

Las bicicletas son para el verano (1984) (teatro)

El viaje a ninguna parte (1985)

Los ladrones (1986)

Ojos de bosque (1986) (teatro)

El mal amor (1987)

La coartada. Los domingos bacanal (1987) (teatro)

El mar y el tiempo (1988)

Retal (1988)

El tiempo amarillo (1990)

En ascensor de los borrachos (1993)

Lazarillo de Tormes (1994) (adaptación teatral)

La Puerta del Sol (1995)

¡Stop! Novela de amor (1997)

La cruz y el lirio dorado (1998)

Oro y hambre (1999)

Capa y espada (2001)

Defensa de Sancho Panza (2002) (teatro)

El canto es vuelo (2002) (poesía)

El tiempo de los trenes (2004)

Morir cuerdo y vivir loco (2004) (teatro)


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