martes, 9 de octubre de 2012

El retorno del Jedi (1983)

El imperio contraataca (The Empire Strikes Back) se cerró con un final abierto que no podía más que dar pie una continuación donde Han Solo (Harrison Ford) fuese rescatado para proseguir con la lucha contra el Imperio galáctico; y eso fue lo que ocurrió en la primera parte de El retorno del Jedi (Return of the Jedi), cuando su grupo de amigos se reúne en Tatooine para liberarlo de las comodidades ofrecidas por el batracio Jabba The Hutt. Pero la lucha continúa en esa galaxia lejana donde el malvado emperador (Ian McDiarmid) ha ordenado construir otra estrella de la muerte, más poderosa que la anterior, pero que todavía no se encuentra operativa o eso creen los generales rebeldes cuando proponen un plan de ataque para destruirla. En El retorno del Jedi George Lucas volvió a contar con Lawrence Kasdan como co-guionista y volvió a delegar las funciones de dirección en otro realizador, en esta ocasión en Richard Marquand, aunque es evidente que el control del film fue asumido por el creador de la saga, que en este episodio puso fin a las andanzas de Luke Skywalker (Mark Hamill), devolviendo de ese modo el equilibrio al universo (alterado en las precuelas realizadas años después). A partir del episodio V, la figura de Dark Vader adquiere una mayor relevancia en la historia al descubrirse como el padre de Luke, cuando ambos se enfrentan en la ciudad flotante, una lucha que debe repetirse si Luke pretende convertirse en Jedi, así se lo hace saber Yoda (Frank Oz), moribundo, antes de decirle que existe otro Skywalker (la visita de Luke al planeta Dagobah se produce para dejar cerrada la presencia de Yoda y dar sentido a su aparición final). En El retorno del Jedi Luke descubre que Leia (Carrie Fisher) es su hermana, si George Lucas hubiese realizado un séptimo episodio puede que descubriese que Chewbacca (Peter Meyhew) era su hijo y en un octavo que C-3PO (Anthony Daniels) era el robot de Metrópolis remasterizado con tecnología THX, pero a pasar de los muchos rumores de la existencia de tres trilogías (podrían existir muchas más dependiendo de su autor) la saga concluye aquí, en la luna santuario de Endor, sin espacio para aquellos hipotéticos episodios VII, VIII y IX. Endor es el satélite al que envían a los luchadores por la libertad espacial, allí se encuentra el generador del escudo protector de la nueva estrella de la muerte, un escudo que Han Solo debe desconectar con la ayuda de Leia y de los plomizos peluches que la heroína se encuentra en el bosque, y que reciben el nombre genérico de Ewoks, pequeños seres nativos del lugar que tendrían mayor protagonismo en la película La batalla en el planeta de los Ewoks (1985), un film familiar que poco dio de sí. La parte final de El retorno del Jedi sigue tres frentes distintos: la misión de Solo y Leia, el ataque de la flota rebelde comandado por Lando Calrissian (Billy Dee Williams) a la estrella de la muerte y el enfrentamiento de Luke con su destino, el cual podría convertirle en Jedi, al igual que lo fue su padre (el individuo que sobrevive dentro de un traje negro mientras se plantea sentimientos que habría olvidado mucho tiempo atrás), o caer en el lado oscuro de la fuerza, cuestión que pretende el emperador con su presencia en la estación espacial. Aunque Luke lo tiene muy negro ya se sabe de que va todo esto, así pues se aferra a un atisbo de esperanza con el que pretende devolver a su padre a la senda que abandonó en el episodio III. Como conclusión de la saga El retorno del Jedi resulta descafeinada, sobre todo si se compara con el episodio anterior (para muchos el mejor de la franquicia), llena de tópicos y de una previsibilidad que anuncia ese final feliz que devolverá el equilibrio a la fuerza y pondrá fin a las aventuras estelares de Luke, Han, Leia y compañía.

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