miércoles, 28 de noviembre de 2012

La mujer del año (1942)


La relación profesional entre
Katharine Hepburn y Spencer Tracy, nueve películas en común, se inició con La mujer del año (Woman of the Year, 1942), una comedia romántica en la que se enfrentan la sencillez y tradición que se observan en le comportamiento del periodista deportivo Sam Craig (Spencer Tracy) y el glamour e hiperactividad que desprende Tess Harding (Katharine Hepburn), periodista, activista femenina, cruzada pro causas justas y mujer del año, entregada en cuerpo y alma a esa intensa vida profesional y social que le aparta de ser una mujer convencional para su época. Como suele decirse, los opuestos se atraen y, en este caso en particular, se unen en una relación amorosa condicionada por las personalidades de los amantes y por su manera de entender una relación que se reafirma mediante el vínculo matrimonial. Pero la vida marital no resulta como Sam Había imaginado, sobre todo cuando descubre que su flamante esposa no le presta la atención deseada, lo cual provoca que se vea a sí mismo como un intruso dentro de un hogar que guarda mayor parecido con una oficina que con una vivienda habitada por dos enamorados. Desde el primer momento la intimidad desaparece de su día a día, solo hay que contar el número de personas que se reúne en su habitación durante la noche de bodas o fijarse en la cotidiana presencia de Gerald (Dan Tobin), el secretario de Tess y símbolo de su constante dedicación al trabajo. Como consecuencia, la mujer del año es un personaje moderno dentro de una sociedad en la que la mayoría de las esposas serían amas de casa supeditadas a los deseos y cuidados del marido, imagen de la que Tess se desentiende para aferrarse a su necesidad de destacar en un mundo donde la mujer empieza a tener un papel de mayor relevancia. Sin embargo es incapaz de encontrar el equilibrio entre su yo personal y el profesional, y sus ocupaciones terminan por absorber su tiempo y parte de las emociones y atenciones que Sam espera de ella. lo cual lo desilusiona y le fuerza a abandonarla a pesar de sus sentimientos. Con todo, el paso del tiempo no ha jugado a favor del film de George Stevens, aunque la película siempre destacará por la presencia de una excepcional pareja de actores, capaces de transmitir interés por su constante tira y afloja mientras buscan la solución que les permita combinar la ambición profesional de Tess con su vida personal al lado de Sam, un personaje quizá conservador en ciertos aspectos, pero en quien se encuentra justificada la decepción y enfado generadas por la continúa presencia de Gerald.

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