jueves, 19 de septiembre de 2013

El color del dinero (1986)


Hace veinticinco años que Eddie Felson (Paul Newman) no recorre el circuito de billar, durante este último cuarto de siglo se ha dedicado a apostar por otros o a comercializar una marca de whisky que le ha permitido vivir decentemente, gracias a una labia que casi iguala al juego que desplegaba sobre el tapete. Pero aquel tiempo de carambolas a tres bandas dejó de existir cuando le obligaron a abandonar aquéllo que le daba sentido a su vida, desde entonces Eddie no ha vuelto a ser el mismo. El color del dinero (The Color of Money) muestra a un Felson maduro que despierta de su largo letargo como consecuencia de la irrupción de un joven cuyo talento con el taco se le antoja similar al que él poseía, aunque la personalidad que descubre en Vincent (Tom Cruise) difiere de la suya del presente y del pasado. No obstante, Eddie comprende que Vincent es su oportunidad para volver a ilusionarse por algo, al sentir la necesidad de transmitir sus conocimientos a alguien que en su mente podría igualar su juego, y llegar allí donde él no pudo. De ese modo se convence a sí mismo para guiar al muchacho por distintos puntos del país, recorriendo salas donde intenta enseñarle cuanto sabe sobre el billar y sobre la picaresca de un juego que puede proporcionarles cuantiosos beneficios embaucando a algún primo. El problema reside en la ingenuidad, en la jactancia y en los celos de Vincent, más centrado en todo lo concerniente a Carmen (Mary Elizabeth Mastrantonio), su pareja, que en las lecciones que le ofrece el viejo buscavidas que todavía no ha logrado recomponer una existencia rota en aquel local donde demostró ser el mejor. En su presente, Felson recuerda por momentos al personaje interpretado por George C.Scott en la esplendida El buscavidas (Robert Rossen, 1962), pues inicialmente utiliza a Vincent para satisfacer sus intereses, algo que queda claro cuando se alía con Carmen para tener controlada su inversión; del mismo modo, ofrece al muchacho unas condiciones similares a las que le habían ofrecido a él en el pasado. Sin embargo, a pesar las similitudes, la relación entre aprendiz y maestro se sabe distinta a la que él había experimentado, ya que esta se desarrolla como una interacción paterno-filial durante el viaje hacia Atlantic City, mientras se profundiza en aspectos afectivos y profesionales que desembocan en la derrota, en la redención y finalmente en el renacer existencial de Felson. En manos de otro director que no fuese Martin Scorsese El color del dinero podría haber resultado una decepción para quienes hubiesen visto El buscavidas, y aunque resulta inferior a aquélla, el realizador de Taxi Driver consiguió alejarse de la alargada sombra de la obra maestra de Robert Rossen realizando su propia película sobre Felson el rápido, que funciona entre otras cuestiones por la excelente interpretación de Paul Newman, que retomaba a uno de los personajes que le convirtieron en uno de los grandes actores que ha dado la pantalla.

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