jueves, 16 de enero de 2014

Alien 3 (1991)


Asumir la dirección de una saga de éxito puede resultar un arma de doble filo, pues, si bien se asegura el interés por parte del público fiel a la serie, también se corre el riesgo de no responder a las expectativas creadas. Más o menos este sería el panorama con el que David Fincher se encontró cuando, tras varios años de experiencia en la ILM de George Lucas, en publicidad y en videoclips, debutó en la realización de largometrajes con Alien 3, una secuela que no salió bien parada de la inevitable comparación con Alien (Ridley Scott, 1979) y Aliens, el regreso (James Cameron, 1986), limitándose a desarrollar situaciones similares a las mostradas previamente por Scott y Cameron. Aunque el film de Fincher se encuentra más próximo al planteamiento realizado por el director de Blade Runner (se ubica la acción en un espacio claustrofóbico donde un grupo de humanos se enfrenta con una sola de las famosas criaturas diseñadas por H. R. Giger), mantiene un punto de contacto con su antecesora más inmediata al iniciarse con los restos de la nave en la que viajan Ripley (Sigourney Weaver), el cabo Hicks y la pequeña Num. Aunque, cuando la teniente vuelve en sí, comprende que ella es la única que ha sobrevivido al impacto contra la superficie del planeta, que descubre habitado por una pequeña comunidad de presidiarios que ha cambiado la violencia por la religiosidad con la que pretenden no reincidir en actos pasados. Sin embargo, la estancia en este planeta se reduce a un espacio delimitado; y al igual que sucede con la nave Nostromo o con la colonia espacial, el complejo carcelario se convierte en el escenario exclusivo del nuevo enfrentamiento entre la sufrida heroína y el letal espécimen que ha llegado con ella, y que se mueve libremente por los oscuros y estrechos corredores donde no hay el menor rastro de la tecnología desplegada por el grupo de marines en la producción de James Cameron, lo cual implica que Ripley deba acabar con la criatura con los escasos medios de los que se dispone en el antiguo centro penitenciario. Aparte de la repetición de la lucha entre viejos conocidos, Alien 3 reincide en otros aspectos vistos con anterioridad en la saga; pero todos ellos se quedan en meros esbozos que se pierden a través de los túneles donde la cámara de Fincher busca sobresaltos que solo pillan desprevenidos a los presos, ya que ni al público ni a Ripley debería sorprender una situación que volvería a repetirse por cuarta vez en Alien: Resurrección (Jean-Pierre Jeunet, 1997).

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