viernes, 23 de mayo de 2014

La salida de la luna (1957)


Las raíces irlandesas de John Ford salen a relucir de manera más o menos explícita en algunas de sus películas, pero en ninguna de modo tan directo como en El hombre tranquilo (The Quiet Man) y La salida de la luna (The Rising of the Moon), ya que estas dos excelentes comedias le permitieron rodar en Irlanda y exponer, de manera pintoresca, tradiciones y costumbres de la nación que vio nacer a sus antepasados. Sin embargo, y al contrario que El hombre tranquilo, La salida de la luna pasó desapercibida para público y crítica al tratarse de una producción modesta que apenas tuvo distribución en salas comerciales; pero, gracias a posteriores pases televisivos, se pudo acceder a esta infravalorada producción que no desentona dentro de la fructífera relación profesional entre Ford y el guionista Frank S.Nugent (encargado de adaptar el relato y las dos piezas teatrales en las que se basan los tres episodios independientes que componen esta pequeña gran película). A pesar de que el humor se encuentra presente en los tres capítulos, A Minute's Wait es el que destila un mayor tono humorístico, pues presenta a los pasajeros de un tren dando rienda suelta a sus variopintas personalidades mientras aguardan, sin mostrar ni prisa ni desesperación, a que la máquina reinicie la marcha tras una parada de sesenta segundos, que se convierten en dos horas que aprovechan para contar anécdotas, acudir a la cantina a beber cerveza, discutir los términos de un posible matrimonio (mientras los interesados intiman a escondidas) o preguntar por el resultado del partido del equipo del pueblo, siempre bajo la atónita mirada de un matrimonio ajeno al comportamiento local. Con un tono menos ligero, aunque sin perder el aspecto de comedia costumbrista e intimista, se presenta el primer episodio, The Majesty of the Law, durante el cual el inspector Dillon (Cyril Cusack) se ve obligado a arrestar a Dan O'Flaherty (Noel Purcell), en quien se descubre un comportamiento digno y orgulloso que le obliga a rechazar las cinco libras que dos amigos le ofrecen para pagar la multa que evitaría su encarcelamiento por haber golpeado a uno de sus vecinos, incidente del que no se arrepiente, pues la víctima destila un whisky de pésima calidad que atenta contra la tradición que todo buen elaborador defiende. La tercera parte, 1921, se basa en una pieza teatral escrita por Lady Gregory en 1907, quien a su vez tomó el nombre de la canción popular The Rising of the Moon, la misma que Ford emplearía en varios momentos del episodio. En 1921 se descubre a una multitud en las inmediaciones de la prisión donde Sean Curran (Donald Donnelly), para unos un héroe y para otros un traidor, aguarda su ejecución. En ese espacio exterior, abarrotado por la muchedumbre, se contempla a un sargento de policía (Dennis O'Dea) que intenta mantener el orden al tiempo que debe arreglárselas con su esposa (Eileen Crowe), que acude a la manifestación para llevarle el almuerzo, pero también para regañarle y unirse a las protestas que manifiestan el malestar creado por el próximo ahorcamiento de Curran, condenado por los tribunales británicos por traición a la corona. Sin embargo, Ford empleó el conflicto anglo-irlandés como telón de fondo, decantándose por continuar su recorrido por las costumbres de los isleños, y para ello se centró en la relación matrimonial entre el agente y su mujer, que expuso desde su inigualable capacidad narrativa.

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