domingo, 21 de septiembre de 2014

O Brother! (2000)


Ambientada durante la Gran Depresión, O Brother (2000) resulta una original y personal interpretación de La Odisea y, en menor medida y a modo de homenaje, de Los viajes de Sullivan (Preston Sturges, 1941), como confirma el título original O Brother, Where Art Thou? (nombre de la película que Sullivan pretende llevar a cabo en dicho film) Y como aquella magnífica propuesta de Sturges, O Brother presenta características de cine carcelario, de película de itinerario y de comedia, eso sí, con ciertos toques musicales, y todo ello para relatar desde el peculiar humor de los hermanos Coen el deambular de tres prófugos durante su accidentado recorrido por el estado de Mississippi de los años treinta. La supuesta finalidad de su ir y venir sería recuperar el botín que Ulysses Everett McGill (George Clonney), uno de ellos, asegura haber enterrado antes de entrar en presidio; pero ¿qué dos idiotas podrían creer las palabras de este marrullero que, a pesar de su verborrea, no iguala en sabiduría e ingenio a aquel aqueo a quien se le negó durante años el regreso a su añorada isla? Estos dos simplones no son otros que Pete (Tim Blake Nelson) y Delmar (John Turturro), sus compañeros de cadenas y de fatigas, que se dejan embaucar por quien, además del nombre, comparte con el héroe homérico la capacidad de adulterar la realidad para su beneficio, aunque también la nostalgia de su esposa. Esta separación obliga al pícaro, obsesionado con una marca de fijador capilar, a urdir el engaño que convence a sus compañeros y provoca que sus destinos dejan de estar en sus manos, si es que alguna vez lo habían estado, pues la escapada se convierte en una odisea plagada de contratiempos y de personajes tan extraños como ellos mismos. Así pues, durante su itinerario asoman tres hermosas sirenas, un gigante de un solo ojo, dos políticos corruptos en plena campaña electoral, un joven bluesman convencido de que ha vendido su alma al diablo o ese gángster a quien no le sienta nada bien que le llamen "Baby Face", porque dicho apodo le acarrea el conflicto emocional que merma su confianza para alcanzar el título honorífico de "enemigo público número uno" tan codiciado por aquellos años. Pero, volviendo al Ulises de los Coen, este se descubre contrario al Ulises griego, sobre todo en una cuestión de suma importancia: sus tretas nunca llegan a buen fin, de ahí que el encuentro con las tres sirenas de extremidades humanas se salde con la desaparición de Delmar (de nuevo en el correccional) o la conversación con el cíclope (John Goodman) concluya con una paliza en toda regla y con la sustracción del dinero obtenido por la grabación de un disco (que se convierte en superventas) y por su presencia durante el atraco al banco perpetrado por George "cara de niño" Nelson (Michael Badalucco) en uno de sus momentos de euforia. Finalmente este trío sin par en simpleza se reencuentra, y juntos se enfrentan al Klan, a un perseguidor que no cesa en su empeño por darles caza y a otros inconvenientes que no impiden que se presenten en el pueblo donde Penny (Holly Hunter), cansada de las promesas incumplidas de un embaucador sin tino, pretende contraer matrimonio con un pretendiente a quien considera un valor más seguro y estable. Similar a su ex con respecto a su homólogo griego, la sureña se opone a la imagen de aquella mujer homérica, paciente y acosada por pretendientes gorrones, que tejía de día y descosía de noche, a la espera de que su esposo regresase al hogar del que había partido dos décadas atrás por cuestiones de faldas según los más románticos o por intereses comerciales y estratégicos (que nada tenían que ver con deidades, helenas, paris o menelaos) según los más escépticos. Fuera como fuese la realidad de aquellos lejanos años de la Antigüedad, en la odisea de estos prófugos de la justicia no hay espacio ni para heroicidades ni para otra mitología que no sea la que forma parte de la depresión que domina el paisaje, las raíces y costumbres sureñas, el humor inteligente de los Coen o la amplia galería de pintorescos personajes que, a lo largo y ancho del polvoriento camino, entorpecen el paso del trío protagonista.

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