jueves, 25 de junio de 2015

Tú, Kimi y yo (1958)

Cuando se hace referencia a genios indiscutibles de la comedia cinematográfica, suelen citarse los nombres de Buster KeatonCharles ChaplinJacques Tati o los hermanos Marx, más extraño resulta escuchar el de Jerry Lewis, aunque no por ello el responsable de El terror de las chicas deja de formar parte del selecto grupo de actores-autores cómicos entre quienes también se encuentra su admirado Stan Laurel, de quien tomó un personaje torpe que, en más de una ocasión, ha impedido que se valorara la figura del Lewis director, productor y guionista de mirada crítica, corrosiva e imaginativa que filmó El profesor chiflado, Jerry Calamidad o Las joyas de la familia. Pero antes de que Lewis debutase en la dirección con El botones se produjo su encuentro con Frank Tashlin, a quien tampoco se suele incluir entre los grandes directores de la comedia norteamericana (Wilder, Sturges, Lubitsch, Chaplin, KeatonMcCarey, Leisen,...), y quien sin duda influyó en la evolución artística del protagonista de Tú, Kimi y Yo (The Geisha Boy), la segunda película que Lewis y Tashlin rodaron sin la presencia del cantante y actor Dean Martin, con quien el primero había formado pareja durante años. Aunque esta producción presenta mayor sentimentalismo que las posteriores Lío en los grandes almacenes o Caso clínico en la clínica, más delirantes, imaginativas e irreverentes, el gran Wooley de Tú, Kimi y yo también es un inadaptado que se enfrenta con el medio que le rodea y lo aísla. De tal manera, Wooley resulta un individuo desplazado dentro de un sistema en el que solo se valora la imagen del triunfador, lo cual le obliga a viajar a Japón en busca de oportunidades laborales, y lo hace en compañía de Harry, un conejo que humaniza para convertirlo en su único amigo. Así pues, resulta inevitable el enfrentamiento (cómico) de Wooley con Lola Livingston (Marie McDonald), estrella cinematográfica y televisiva, con el gigantesco Ichiyama (Ryuzo Demura), jugador de la liga de baseball, o con el mayor Ridgley (Barton MacLane), tres personajes que en mayor o menor medida vendrían a representar las apariencias y la autoridad con las que el mago choca de continuo. Sin embargo, en Japón, Wooley se encuentra con dos personajes que lo aceptan de inmediato porque ven en él algo que solo la oficial Pearson (Suzanne Pleshette) ha intuido durante el caótico vuelo a las islas. La humanidad y la capacidad para generar desastres son las dos características del mago que conquistan a Kimi (Atsumi McCarthy) y a Mitsuo (Robert Hirano), el niño que lo adopta como padre porque descubre en él a la figura paterna que le devuelve la ilusión perdida tras el accidente mortal de sus progenitores. Desde esta perspectiva, podría decirse que Tú, Kimi y yo presenta ciertas influencias de El chico, pero siempre desde la supuesta ineptitud de un personaje que Lewis fue perfeccionando a lo largo de la década de 1960, hasta que finalmente decidió un cambio de imagen en Tres en un sofá, su última gran comedia como realizador.

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