domingo, 4 de noviembre de 2012

El premio (1963)


Cuando se habla de El Premio (The Prize) suele escucharse que se trata de una película influenciada por Alfred Hitchcock, pero sería más correcto decir que bebe directamente de uno de sus films: Con la muerte en los talones (North by Northwest), ya que se decanta por una mezcla similar de suspense y humor para seguir las evoluciones de un personaje que, sin saber cómo, se ve envuelto en una trama de espionaje internacional. La escena en la que Andrew Craig (Paul Newman) llama la atención de los nudistas que se encuentran reunidos en la sala del gimnasio, único modo de salir de allí con vida, es idéntica a la experimentada por el personaje interpretado por Cary Grant cuando interrumpe constantemente la subasta que se realiza en una sala repleta de gente vestida, coincidencia que podría llevar a pensar que El premio (The Prize) tiene más de su guionista, Ernest Lehman, también autor del guión de Con la muerte en los talones, que de Hitchcock, ya que Mark Robson, a pesar de ser un cineasta competente, se decantaría por realizar una intriga que sólo en apariencia es similar a las del cineasta británico. La historia se ubica en Estocolmo en un tiempo que no se define, pero en el que se reconoce la presencia de La Guerra Fría. Como cada año el conde Jacobsson (Leo G.Carroll, asiduo en los films americanos de Hitchcock) se encarga de la ceremonia de entrega de los premios Nobel, prestigioso galardón que se concede a hombres y mujeres que destacan por su labor dentro de un campo especializado; pero ese año, el conde no las tiene todas consigo, pues el premio de literatura ha recaído en un joven escritor que sólo lo acepta por el desembolso metálico, cuestión que no niega, incluso es capaz de sincerarse ante los medios de comunicación y mostrar su desencanto. La intriga de El premio se pone en marcha cuando el físico Max Stratman (Edward G.Robinson) se reúne con un antiguo colega, que le propone rechazar el premio y al país que le ha acogido, cuestión a la que el premiado se niega, para poco después ser introducido a la fuerza en un vehículo. Sin embargo, cuando Emily (Diana Baker), su sobrina, entra en la habitación del hotel le descubre allí, pero Stratman se muestra diferente, algo que Craig descubre a la mañana siguiente. El hecho de que el científico no le reconozca le lleva a sospechar que algo extraño está sucediendo, cuestión que se confirma cuando el escritor se convierte en el objetivo de un asesino que pretende deshacerse de él. No obstante, Andrew Craig no pierde ni su cinismo ni su deseo de conquistar a Inger (Elke Sommers), la agregada del gobierno sueco que le han asignado para que no se desmadre, debido a su fama de mujeriego y juerguista. La rubia de Mark Robson tiene menos entidad que las rubias mostradas por Hitchcock en sus films, desaprovechando al personaje de Inger Andersson, superado por la morena sobrina del profesor Stratman, que además de atracción por el escritor tiene el deber de engañarle y crear el peligro que le pisa los talones. El premio cumple a la perfección con su cometido de servir de vehículo de lucimiento para un actor de la talla de Paul Newman, al tiempo que entretiene dejando fluir una intriga divertida que también muestra los entresijos que rodean al resto de premiados, sin embargo, es un film que carece de la grandeza y de la intensidad de Con la muerte en los talones. cuestión que permite comprobar la diferencia entre un buen director y un magnífico realizador.

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